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Estamos en 2023 y casi todo el mundo ha oído hablar ya de la inteligencia artificial (IA), y muchos la utilizan sin darse cuenta.
Pero pocas personas ajenas a los ámbitos científico y tecnológico comprenden realmente qué es y cómo debe manejarse.
Esta falta de conocimientos sobre la IA está empezando a llamar la atención de algunos pensadores líderes en los campos de la tecnología y la educación por varias razones.
En primer lugar, es menos probable que los usuarios adopten una nueva tecnología si no la entienden o no pueden aprovecharla de forma significativa. Pero una preocupación aún más grave es que la facilidad con la que la gente puede relacionarse con la IA -mucho más accesible que el PC o los teléfonos inteligentes- hace que sea muy probable que puedan causarse verdaderos da?os a sí mismos y a quienes les rodean sin una base sólida sobre lo que es realmente capaz de hacer.
El reto en este punto, sin embargo, es averiguar qué nivel de alfabetización en IA es necesario para los usuarios no técnicos y luego orientar los esfuerzos educativos para empoderar a poblaciones significativas con ese conocimiento.
Las habilidades prácticas de la IA
En sentido amplio, la alfabetización en IA consiste en que los usuarios adquieran las habilidades y competencias necesarias para utilizar las aplicaciones de IA con eficacia. Según Matt Crabtree, escritor especializado en tecnología educativa, esto no es tan fácil como parece.
En primer lugar, requiere la capacidad de ver estas tecnologías altamente complejas de manera crítica, para comprender sus puntos fuertes y débiles, y luego aplicar estas características de manera contextualmente relevante en términos de su dise?o e implementación.
Si bien es cierto que esto requiere un buen conocimiento técnico de la IA, también exige una conciencia práctica y ética de su funcionamiento. Esto ayuda a lograr una visión global de la IA que servirá a los usuarios a la hora de incorporar la tecnología a sus vidas personales y profesionales.
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La IA en la educación temprana
Según muchos expertos, la alfabetización en IA debería comenzar en la escuela primaria. Las mentes jóvenes son a menudo las que mejor se adaptan a lo nuevo, y la introducción adecuada a la IA será probablemente crucial a medida que la tecnología se integre más en nuestro mundo.
Alyson Klein, de Education Week, se?ala que, después de trabajar entre bastidores durante décadas, la IA está ahora en el centro de la atención de la población escolar actual con la introducción de ChatGPT y otros modelos.
Sin la orientación adecuada, los jóvenes podrían no ser capaces de evaluar correctamente la potencia de estas herramientas, lo que podría acarrear numerosas consecuencias negativas.
Klein a?adió que, aunque pueda resultar tentador dirigir los conocimientos sobre IA sólo a los alumnos con inclinaciones por la ciencia o la informática, sería un error dada su creciente ubicuidad en la vida moderna.
La ense?anza primaria y secundaria está repleta de formación científica -desde cómo funciona una bombilla hasta cómo las plantas transforman la luz en energía-, aunque sólo unos pocos alumnos lleguen a ser electricistas o botánicos.
Como mínimo, todos los estudiantes deberían recibir formación práctica sobre IA en entornos controlados, junto con debates francos sobre los aspectos morales y éticos de su uso.
Malentendidos sobre la IA
Uno de los mayores retos al principio será deshacer muchos de los mitos y percepciones erróneas que han surgido en torno a la IA. Alimentada por décadas de libros, películas y programas de televisión de ciencia ficción, gran parte del público ha sido condicionado a ver la IA como un se?or omnisciente e infalible capaz de acabar con la humanidad a su antojo.
Un reciente artículo de investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia se?ala que un elemento crítico en este esfuerzo es contrarrestar la tendencia de los ni?os, y de muchos adultos, a creer que los demás (no sólo la IA, sino también los animales e incluso las personas) piensan como ellos y, por tanto, pueden ser influidos por los mismos medios.
La IA puede ser inteligente, pero sus procesos cognitivos son muy diferentes de los nuestros, y sólo es capaz de imitar características clave como la emoción y la intuición.
Otros factores, como el sexo, el nivel socioeconómico e incluso la raza, pueden influir en la percepción de la IA y deben tenerse en cuenta a la hora de desarrollar programas de instrucción para fomentar la alfabetización.
Los hombres, por ejemplo, pueden ser más propensos que las mujeres a jugar con la IA para impulsarla en nuevas direcciones, y pueden tener ideas exageradas de su éxito. Los afrodescendientes pueden ser más sensibles a los sesgos en los resultados de la IA, especialmente cuando los modelos se han entrenado con datos generados principalmente por sociedades europeas.
Instrucción lúdica
En la práctica, sin embargo, no hay ninguna razón por la que no podamos alfabetizar en IA de la misma manera que alfabetizamos en matemáticas, lengua, ciencias sociales o cualquier otra rama del conocimiento.
Un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Hong Kong se?alaba que la mayoría de los paradigmas de aprendizaje comienzan con experiencias lúdicas como juegos y canciones (?Ahora sé el abecedario…?) antes de avanzar gradualmente hacia una instrucción más formal.
En cada etapa, la industria de la educación en su conjunto debe desarrollar planes de estudio que proporcionen el entorno de instrucción más eficaz y también establecer los criterios cuantitativos y cualitativos en función de los cuales se evalúa la alfabetización en IA de alumnos y profesores.
Una de las formas más eficaces de hacerlo es elevar la alfabetización en IA al mismo nivel fundamental que la lectura, la escritura y la aritmética, con competencias esenciales acordadas para comprender y aplicar la IA a la experiencia humana.
Al mismo tiempo, el marco educativo más amplio debe revisarse y actualizarse continuamente para garantizar que sigue siendo pertinente a medida que evolucionan tanto la tecnología como nuestra comprensión de la misma.
Lo esencial
La alfabetización no consiste en dominar una materia concreta. Se puede estar alfabetizado sin comprender todas las sutilezas de un soneto de Shakespeare o las minucias de la física de partículas. La alfabetización consiste en desarrollar un conocimiento práctico que nos ayude a desenvolvernos en nuestro entorno.
A medida que nuestro entorno colectivo se digitaliza y automatiza cada vez más, comprender los fundamentos de la IA será tan necesario como saber utilizar la Web o un teléfono móvil.
Es probable que la IA sea más fácil de adoptar que cualquier otra tecnología anterior, pero eso no significa que no traiga problemas a quienes no tengan un conocimiento firme de cómo debe y no debe utilizarse.
